Los tesoros art铆sticos, que el nazismo saque贸 de museos y colecciones privadas de jud铆os en Europa durante la II Guerra Mundial, han dado lugar a una historia de inter茅s humano. Se trata de una saga dolorosa, testimonio de la barbarie que se desat贸 en Alemania y parte de Europa por obra del nazifascismo. La trama ha sido motivo de reportajes, libros y producciones teatrales y cinematogr谩ficas, tal como el best seller de Robert Edsel The Monuments Men, llevado al cine con el mismo t铆tulo.
Hemos seguido el paso de este relato que ahora ha saltado a un desenlace poco feliz. Los norteamericanos rescataron parte importante del tesoro para ser devuelto a sus due帽os. Otras colecciones fueron entregadas temporalmente a las autoridades b谩varas que a su vez las pusieron en custodia de museos, bibliotecas y universidades.
El proceso de devoluci贸n se torn贸 un drama de codicia. Los norteamericanos decidieron entonces enviar el cuantioso tesoro a los oficiales b谩varos, para quienes ser铆a, al menos te贸ricamente, menos dificultoso sortear las arrevesadas historias y acreditaciones de los parientes.
El libreto sali贸 a tono y sin carrasperas por alg煤n tiempo. Mas ahora ha salido a luz que las riquezas robadas por figuras altas del Reich a familias hebreas, y confiscadas por los aliados a los poseedores nazis al concluir la guerra, estaban siendo devueltas por las autoridades b谩varas a los familiares de los nazis de quienes proced铆a el alijo.
Un caso notorio concierne a la secretaria privada de Hitler, Henriette von Schirach, quien insisti贸 ante las autoridades de la liquidaci贸n que le devolvieran la colecci贸n por ella adquirida en los a帽os tempranos de la posguerra. 隆Qu茅 descaro! La tragedia que consumi贸 a millones de seres humanos, usada por los herederos de Hitler para defender sus viles bolsillos.
Este cap铆tulo se encuentra particularmente entrabado y mantiene paralizados los procedimientos. Sin embargo, el asunto es tan solo uno de los muchos referentes al tesoro art铆stico saqueado por el Reich.
Est谩 claro que los tesoros en juego no son trofeos deportivos por los que compiten diversos actores. Tampoco ese fue el prop贸sito original del procedimiento que hoy genera las disputas. Este caudal de valores art铆sticos, con obras pict贸ricas, joyas y esculturas que se remontan a muchos siglos atr谩s, fue objeto del saqueo emprendido por los allegados de Hitler. Eran botijas para esconder el patrimonio de los altos jefes nazis en caso de una estampida en fuga.
Por eso, pensemos m谩s bien en la tragedia que consumi贸 a millones a manos del nazifascismo, doctrinas del odio del ayer que asoman nuevamente hoy para desgracia de las nuevas generaciones.